Lo habitual es no asociar a los salvajes que moran al norte del Muro con ninguna clase de máquina de guerra; sin embargo, los carros de la Costa Helada son asombrosamente efectivos pese a lo primitiva que es su factura. Su construcción en madera y hueso, así como el empuje que les proporciona el ir tirados por unas enormes bestias que son un cruce entre lobo y perro salvaje y que son especialmente criadas para ello por su fuerza y su ferocidad, permiten que estos carros no solo carguen velozmente contra el enemigo con dos hombres y su variedad de armas encima, sino que también incluso suelan estrellarse contra las líneas enemigas sin importar lo bien defendidas que estén. En cualquier caso, deben usarse con precaución, ya que el punto débil de los carros es que se queden inmovilizados en el fragor del combate. Es por ello que un comandante sensato mantendrá sus carros en constante movimiento para que repartan golpes a diestra y siniestra entre las desdichadas filas enemigas.
CONTENIDO
2 miniaturas de Carro de la Costa Helada en bandeja individual grande, 2 cartas de unidad Combatiente.
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